La percepción que tiene el cliente de la calidad del servicio se convierte en una cuestión fundamental que los operadores deberían intentar abordar para asegurarse de que se priorizan las distintas variables que influyen en ella. Sin embargo, esto solo es posible si cambian su enfoque hacia la gestión de red. MTS decidió hacer frente a este reto con una transformación estructurada.
Cuando MTS decidió emprender la transformación OSS, su control de red estaba distribuido en ocho macrorregiones. Los procesos y procedimientos de gestión de red estaban centralizados, aunque sus implementaciones tenían requisitos regionales. Este complejo entorno OSS no estaba estandarizado por completo, por lo que era difícil mantener correctamente todos los sistemas y la red. La situación impulsó a MTS a hacer varios cambios radicales.